Una locura
almacenar fantasías.
El amor es así
sábado, 18 de septiembre de 2010
viernes, 3 de septiembre de 2010
A una Mujer by Victor Hugo
Niña!, si yo fuera rey daría mi reino,
mi trono, mi cetro y mi pueblo arrodillado,
mi corona de oro, mis piscinas de pórfido,
y mis flotas, para las que no bastaría el mar,
por una mirada tuya.
Si yo fuera Dios, la tierra y las olas,
los ángeles, los demonios sujetos a mi ley.
Y el profundo caos de profunda entraña,
la eternidad, el espacio, los cielos, los mundos
¡daría por un beso tuyo!
mi trono, mi cetro y mi pueblo arrodillado,
mi corona de oro, mis piscinas de pórfido,
y mis flotas, para las que no bastaría el mar,
por una mirada tuya.
Si yo fuera Dios, la tierra y las olas,
los ángeles, los demonios sujetos a mi ley.
Y el profundo caos de profunda entraña,
la eternidad, el espacio, los cielos, los mundos
¡daría por un beso tuyo!
By Khalil Gibran
Poeta, la noche se acerca; tus cabellos blanquean.
Durante tus ensueños solitarios, ¿oyes el mensaje del más acá?
Es de noche, dijo el poeta, y escucho: tal vez alguien está llamando desde el pueblo, aunque ya es tarde.
Estoy velando: dos enamorados se buscan. ¿Les guiará su corazón? Los corazones errantes de dos jóvenes amantes se encontrarán; sus ojos ardientes suplican una armonía de amor que rompa el silencio y hable por ellos.
¿Quién tejerá sus cantos apasionados si yo me siento en la playa de la vida, contemplando la muerte y el más allá?
Desaparece la primera estrella de la noche.
El resplandor de una pira funeraria se extingue lentamente junto al río silencioso.
Desde el patio de la casa desierta, y a la luz de la luna pálida, se oye el coro de los chacales.
Si algún viajero, vagando lejos de su casa, viene hasta aquí a contemplarla noche y a escuchar, con la cabeza inclinada, el canto de las tinieblas, ¿quién se acercará a murmurarle los secretos de la vida si, cerrando mi puerta, me libero de todas mis obligaciones mortales?
No importa que mis cabellos empiecen a blanquear.
Siempre seré tan joven y tan viejo como el más joven y el más viejo del pueblo.
Unos sonríen simple y dulcemente, otros tienen un brillo malicioso en la mirada.
Éstos lloran abiertamente a la luz del sol, aquéllos esconden sus lágrimas en las tinieblas.
Todos me necesitan, y yo no tengo tiempo para meditar sobre la vida futura.
Tengo la edad de todos. ¿Qué importa si mis cabellos blanquean?
Durante tus ensueños solitarios, ¿oyes el mensaje del más acá?
Es de noche, dijo el poeta, y escucho: tal vez alguien está llamando desde el pueblo, aunque ya es tarde.
Estoy velando: dos enamorados se buscan. ¿Les guiará su corazón? Los corazones errantes de dos jóvenes amantes se encontrarán; sus ojos ardientes suplican una armonía de amor que rompa el silencio y hable por ellos.
¿Quién tejerá sus cantos apasionados si yo me siento en la playa de la vida, contemplando la muerte y el más allá?
Desaparece la primera estrella de la noche.
El resplandor de una pira funeraria se extingue lentamente junto al río silencioso.
Desde el patio de la casa desierta, y a la luz de la luna pálida, se oye el coro de los chacales.
Si algún viajero, vagando lejos de su casa, viene hasta aquí a contemplarla noche y a escuchar, con la cabeza inclinada, el canto de las tinieblas, ¿quién se acercará a murmurarle los secretos de la vida si, cerrando mi puerta, me libero de todas mis obligaciones mortales?
No importa que mis cabellos empiecen a blanquear.
Siempre seré tan joven y tan viejo como el más joven y el más viejo del pueblo.
Unos sonríen simple y dulcemente, otros tienen un brillo malicioso en la mirada.
Éstos lloran abiertamente a la luz del sol, aquéllos esconden sus lágrimas en las tinieblas.
Todos me necesitan, y yo no tengo tiempo para meditar sobre la vida futura.
Tengo la edad de todos. ¿Qué importa si mis cabellos blanquean?
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